Detroit, MI.- El base de los Pistons de Detroit, Jaden Ivey sufrió una severa fractura de tibia en su pierna izquierda tras un choque con Cole Anthony, de la Magia de Orlando en el juego del miércoles por la noche y que al final ganaron los locales 105-96.
Nadie en el Little Ceasars Arena estaba preparado para un grito tan de desgarrador.
El partido entre Pistons y Orlando estaba en el último cuarto, restaban poco más de diez minutos, cuando Jaden Ivey luchó una pelota con Cole Anthony, pero el jugador del equipo local se llevó la peor parte del choque: la pierna izquierda recibió la mayor parte de la fuerza de su rival para caer al piso, envuelto en un grito de dolor consu pierna doblada.

Ivey fue atendido por los médicos en plena cancha y auxiliares del equipo taparon la visión de los espectadores con toallas, para que nadie se impresionara, mientras que Anthony soltaba el llanto.
Los colegas de Ivey no podían creer la escena: a los 22 años,el jugador lesionado transitaba por su tercera temporada en la mejor liga del mundo. Había dado un paso adelante en el equipo y era, además, el líder de puntos en el partido. Pero, además, se trata de un hombre muy querido en el vestuario. “El último en irse del gimnasio”, según la prensa local.
De ahí, la conmoción. Hubo que esperar varios minutos para que los médicos trataran la traumática lesión y pudieran aliviar el dolor de Ivey.
En cuanto el jugador de los Pistons abandonó la cancha rumbo a los vestuarios en camilla, los rincones del complejo gritaron su nombre. La pierna herida, envuelta en una toalla para evitar miradas impresionables.

Anthony, el protagonista involuntario de la película, no podía con su alma. Compañeros y rivales intentaban consolarlo, al igual que al propio Ivey. Nadie salía de su asombro. “Es duro para todo el grupo”, dijo Cade Cunningham, de los Pistons, tras el partido. Y agregó: “Verlo así de lastimado es duro. Está hecho para esto, volverá siendo el mismo. Se esforzará al máximo y será mejor que nunca cuando regrese. Pero sí, es duro verlo así, claro”, comentó.
“Rezamos por él. Quisimos agruparnos y hablar del tema, y saber que todos estábamos de acuerdo en lo que teníamos que hacer [como equipo] a partir de ese momento”, añadió Cunningham. La arenga colectiva funcionó y los Pistons se impusieron por 105-96: fue la victoria número 15 de la temporada, que deja a los locales en el noveno puesto de su conferencia y cerca de los playoffs. Cunningham continuó: “Estábamos expectantes con este partido: queríamos empezar bien el año.Viendo lo que pasó, fue duro para nosotros y queríamos que todos estuviéramos del mismo lado; que todos supiéramos cuál era la misión”. El objetivo se consiguió sin Ivey: ganar.
